me detengo ante mi propio yo _de repente comprendo que conozco el bien y el mal (los llevo dentro) un ángel justiciero me condena y me salva camino en esta vida con un bordón _en la otra cabalgo en un potro con gualdrapa de estrellas y ruego unas manos _que sepan comprender lo que pido _que me ayuden a aferrarme a las lianas que no me dejen caer en el vacío un hombro sí-un hombro- donde reclinar mi cabeza rendida agobiada de tanta soledad un pecho sí_ un pecho de cristal donde pueda contemplar las venas de la eternidad Migdalia B. Mansilla R. Fecha: ayer...hoy...siempre...mi ruego es encontrarte. Marzo 30 de 2006 |
viernes, marzo 31, 2006
Ruego
miércoles, marzo 29, 2006
Frío
el frío me recorre
el cielo se desborda
la niebla me turba
me trae tu presencia
_nuestra habitación
¿la recuerdas?
sí
aquella
_la que daba al patio
la que fue testigo
de cuando tus manos
_recogieron mi lluvia
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: cuando el tiempo se detiene en la memoria.
Sobre mis anhelos
sobre mis propios anhelos
una sensación de pálpito
me recorre entera
_tiemblo
como un colibrí enjaulado
o como si me recogieran
las hondas claridades del cielo
por eso
evado los caminos reales
me adentro en una selva sin senderos
y cuelgo de alguna rama vacilante
_mi angustia
pequeña
como un nido
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: cuando la vida pide un poco más y deja un tanto menos.
Marzo 22 de 2006
De duelo
vaga mi alma
detrás de una nube negra
su manto me cubre
_soy un fantasma
habito el silencio
las horas perdidas
_el dolor del adiós
de duelo
_la mirada ida
los pies pesados
mis manos
_desvanecidas en el viento
siguiendo al pañuelo agitado
de la despedida
deambula mi alma
detrás de una nube negra
truena el cielo
cae la lluvia de mis lágrimas
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: al sentir el duelo de la partida.
Marzo 19 de 2006
Huérfana
estoy huérfana de tu mano fugitiva
-viajo por un túnel de suspiros-
llego hasta la exacta imagen
perseguida
tanteo con mis dedos imprecisos
la cara rotunda del silencio
(el llanto ha hecho huelga
de ausencia esta mañana)
encontré
en el camino de ida
la estrella absurda de algún sueño
anclada en el fondo de la muerte
de vuelta
camino a paso peregrino
sobre una alfombra de zafiros
llego a mi destino
y me quedo entre tus brazos
adormecida
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: al sentir alguna orfandad rondando al alma.
Marzo 15 de 2006
Las palabras gastadas
presa de ausencia vago en mi interior
quisiera cambiar las elegías
tomar un brebaje caliente
que sea vapor de ruta infinita
imaginarte
hecho realidad y naufragios
vagando hasta el fin
todo enmudece
el aire que me ahoga
se integra al silencio
sigo corriente abajo
dejando gente roída de niebla
espejismos en el pavimento
llueve
no hay un sol
borrosa mi sombra
se aposenta en mi ventana
me turbo
escribo poemas
las únicas palabras que no pronuncian los tiempos
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: llueve, la neblina todo lo cubre, hace frío...¿dónde? ¿en mi alma?
Marzo 11 de
Olvidaba
olvidaba decirte que los versos se me mueren se los tragó una serpiente negra que las manos se me mueren quedaron desgarradas en las fauces del traidor olvidaba decirte que el silencio habita al otro lado de la casa enredado entre las hiedras que después vendrá el recuerdo pero ya no habrá una memoria que lo guarde olvidaba decirte que yo ya estoy muerta Migdalia B. Mansilla R. Fecha: al olvidar por qué estoy aquí. Marzo 05 de 2006 |
Horas muertas
Desmembrada
mi pupila descarnada
me yergo altiva
ante mi sombra
alargada
infinita
me miro de frente
y derrotada
el amor ha segmentado
cada miembro de mi cuerpo
yéndose a habitar en cada
ser que arrancó un trozo de mi vida
cabalgo en un corcel
de blancas crines
lame mi alma la ancha amargura
de una herida
y al no encontrarme
me hundo en el pecho de la bruma
y en el espectro fugaz de alguna angustia
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: al encontrar en el cofre del ayer, las huellas de los que fueron y ya no son.
Febrero 26 de 2006.
Se pone el sol
Migdalia B. Mansilla R.
Las voces
no sé quién llama la medianoche se llena de gritos aleteando como palomas negras en la oquedad de la memoria en la angustia que se clava en el pecho murmuran mi nombre las voces dolientes reconozco a mis idos los amigos la carne y sangre que son parte de mí gritan los otros los sin faz los que son mi prójimo los que no tienen el eco de una voz en el silencio no sé quien llama sólo sé que escucho las voces de todos gritando mi nombre Migdalia B. Mansilla R. Fecha: cuando los muertos están más vivos que nunca. Febrero 20 de 2006 |
Perfección
Olvidar
sí
quizás la perfección se completa al olvidar,
al sucumbir el corazón en el ocaso entre las sombras altas y espaciadas,
como si el viento moribundo llevara al hombre maniatado:
en los sueños que se lloran,
en los labios que besan la luz ciega donde descansa la sonrisa
y en la carrera febril e imparable de su propia decadencia.
Olvidar
sí
quizás la perfección sólo se completa…al olvidar.
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: al pensar en las memorias, al escudriñar en lo imperfecto.
Febrero 19 de 2006
La tormenta
el viento no se mueve
|
Claroscuro
o viceversa
al separarnos nos alimentamos
mutuamente de la vida
al llegar la noche
cada quien
sin equivocaciones
escoge su lugar
siempre nos reconocemos
aunque nos vistamos de
tinieblas
tizón apagado
desamparo
soledad
no hace falta buscarnos
para saber que somos
lanceros cuidándonos las espaldas
o una ladera del cuerpo
en el claroscuro del día
sólo me preocupa que alguna mañana
no se levante
¿será la señal inequívoca de que ya
he muerto?
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: al despertar cada mañana, sentir el rayo de sol, estirar los brazos y comprobar en el respaldo de mi cama que aún sigue allí: mi sombra
Enero 21 de 2006
Tu nombre equivocado
penetré en tu nombre equivocado
con la certeza de quien busca
un reflejo de luz sobre agua mustia
se abrieron todos los caminos
grité sin voz con lamento de palabras
y al voltear la vista
encontré un árbol seco
crucificado de soles sobre la cruz del tiempo
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: te nombran alguna vez y no reconozco ese nombre que equivocado algún día, pronuncié.
Enero 23 de 2006
El reloj
he colocado en la repisa
el reloj al revés,
el tiempo cae hacia abajo
no quedan ya granos de arena,
se vacían los segundos
en el momento justo de reclinar mi cabeza,
pronto comenzaré a soñar
que no me he ido.
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: al escuchar el incesante tic-tac del reloj.
Enero 16 de 2006
La Maja de Goya
¡Anda, ven! te espero, la delicia de tus manos la presagia mi piel.
Deja el pincel, el bastidor puede esperar.
Me has pintado desnuda, vestida, me has dejado quieta, inmortal a los ojos del mundo...
y yo, soy sólo la mujer que palpita bajo tu cuerpo, saboreando lo prohibido, lo cercano en las mieles del amor.
¡Anda, ven, te espero! deja la paleta y los colores y pinta con tu dedos cada poro de mi piel.
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: cuando el amor sobrepasa al tiempo y hace de una mujer la musa de un genio.
Enero 11 de 2006
El espejo
El espejo
En un marco de caoba guindaba un espejo. Pasaban los días y alguna cosa extraña estaba aconteciendo. Alguien se asomaba desde el espejo. A veces sólo se atisbaba a ver, un perfil. Otras medio cuerpo. En alguna ocasión los ojos escudriñaban el cuarto, como tratando de encontrar lo que no se ha perdido. En otras, la imagen corría de un lado a otro jugando a las escondidas.
Un día el espejo se estremeció, una mano salía de él lentamente, desperezándose. el cuerpo cayó al piso, se sacudió la falda, alisó los cabellos y comenzó a buscar un estuche de madera forrado en fieltro rojo. Movió los libros, abrió las gavetas. Nada. De pronto el cuerpo comenzó a desfallecer, el tiempo se acababa. La hora marcada estaba llegando.
Volvió su mirada ya lánguida al secreter y recordó, detrás de las cartas, al final, sí, al final estaba el estuche, cómo era posible que lo hubiera olvidado. Como pudo con las fuerzas perdidas logró abrirlo. Allí estaba, reluciente, palpitante, lo tomó con cuidado, abrió su blusa de encaje blanco, metió su mano en el pecho y se colocó el corazón.
Se abre la puerta de la habitación y un haz de luz intensa la ilumina.
_Querida mía, al fin te encuentro. Te esperábamos para cenar. Qué joven y hermosa te ves. Pareces otra.
Y ella sonriendo lo toma del brazo y le sigue hasta el comedor.
La habitación vuelve a las penumbras, el cucú anuncia la media noche.
Desde el espejo un rostro cansado y viejo se asoma, tratando de encontrar la máscara que se le perdió.
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: Depende, del cristal con que se mire
Fecha: Enero 29 de 2006
Fuera de mi
Hay días en que una se siente
desterrada de su propio corazón,
días en que la vida está llena de lugares ajenos,
de amantes que pasan de largo siguiendo a una extraña;
de otras vidas que también como la nuestra,
en el instante preciso habremos después que abandonar.
Hay días en que la ciudad que habitamos,
permanece inalterable, suspendida en el tiempo,
vestida de nostalgia, como vestida anda mi alma
en un exilio lento, triste e inesperado,
al saberme lejana, desubicada en este día,
y ausente de mi propio corazón.
Hay días en que de nada vale rastrear una huella,
en las calles vacías de la ciudad que era nuestra.
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: en uno de esos días en que la soledad te habla bajito y te recuerda cosas.
Diciembre 16 de 2005
martes, marzo 28, 2006
Necesito silencio
en un rincón apartado y tibio,
donde pueda hacer trizas
tu recuerdo,
donde pueda esculpirte olvido
para desnudarme de ti
sacando pieza a pieza
todo ropaje,
donde pueda echarte
al limbo
sin que me quede
una plegaria de redención,
donde haya un espejo
que me refleje entera
y saber que me miras
desde tu meridiano ausente.
Necesito silencio
en un rincón apartado y tibio,
donde abandonarte pueda
¡sin ningún remordimiento!
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: en la lucha diaria de los olvidos presentes.
Diciembre 05 de 2005
Desgarradura
Hoy
me has dolido
como
ayer,
como siniestro
pasajero de la muerte.
He sentido
una desgarradura
intensa
interna
ancha y ajena
en el silencio
donde yazgo
sintiendo los infiernos
creyendo en el adiós,
deseando el sueño eterno
donde cobijarme pueda
sin que me duela tu recuerdo.
Hoy
no soy más
que una brizna de paja
echada al viento.
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: al comprobar una vez más, que nunca fuiste.
Noviembre 30 de 2005
Nunca supe qué fue aquello
Sin memoria escapaba de mi propia existencia, caminaba sin tiempo en el vago sendero del círculo vicioso de una errancia hueca, muerta de destino. Unas ráfagas heladas laceraron mi piel, traspasaron mis huesos y mis ojos perdidos y anónimos me guiaban hacia las regiones ignotas del olvido. De repente, bajo la melancolía de un crepúsculo tardío, una duda torturante subió desde lo más oculto de mis entrañas. Me sacudieron los sollozos. Mi cuerpo se dobló y en el aire llegado de otra esfera, escuché un silbido triste y largo acompañando a unos pasos que se precipitaban y desaparecían en el silencio profundo de la nada. Nunca supe qué fue aquello, sólo sé que quedó en mi alma una luz errante y un gemido eterno. Migdalia B. Mansilla R. Fecha: entre las sombras del recuerdo, bajo la luz moribunda del sol. Diciembre 09 de 2005 ©Todos los derechos reservados |
Cuando sea brisa
Cuando sea brisa
Cuando el huracán se convierta en leve brisa, estaré dormida, ya no seré barca navegando mares ignotos revueltos de iras, podré soportar las tempestades sin caer en los abismos, seré mástil, vela al viento, o quizás, el faro que te guíe. Cuando el viento amaine y sea la brisa que se meza entre los árboles, no habrá espigas danzando bajo el sol, seré una cruz sobre mi tumba o céfiro esparciendo mis cenizas sobre el cauce del río que a la mar, ha de llegar. Migdalia B. Mansilla R. Fecha: cuando amaine la borrasca, cuando se apacigüe el huracán de todo esto que llevo dentro. Diciembre 13 de 2005 |
Un cuenco
Busqué un lugar donde vaciar mi soledad de triste palma de llama ardiente donde mi cuerpo se quema en la desolada región del tedio y en la paz que nos ensalma extraña soy en esta ciudad mía figura quijotesca solitaria de la ausencia tropecé con mi historia hilvanada bordada con cada instante de presencia y mi soledad se volcó en el cuenco del tiempo . Migdalia B. Mansilla R. Fecha: en la búsqueda, en el arañazo de la vida. Enero 08 de 2006 |
Los otros
balbucean palabras los que muerden el pan desde la tierra los que no quisieras que existieran Fecha: al mirar el otro lado de algún hombre que se dice humano. Diciembre 18 de 2005 |
Ardía la mujer
Un grito desgarrador se escuchó en el cuchitril que da al patio posterior. Lenguas de fuego se elevaban tocando las copas de los árboles. Ardía la mujer. La de los ojos verdes, la que mintió en ellos derritiéndose el lente que marcaba la falsedad. Se quedó ciega y sin embargo veía su propia destrucción desde sus entrañas. Se aferraba a su verdugo, manoteaba sin descanso y el Demonio que la sostenía le escupía la cara hasta hacerla fenecer. Ardía la mujer. Pagó sus culpas. Murió sin dejar un buen recuerdo, una imagen de bondad, una sonrisa, un acto puro. El siniestro espectro de la muerte esparció sus cenizas que fueron a parar en el vacío infernal de la nada. Ardió la mujer, murió condenada, por haber traicionado lo más grande que le fue dado en la vida: el amor. Ardía la mujer y los otros, los que sufrieron por su causa, descansaban al fin.
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: dedicado a Dee, a quien le encanta un cuento de terror.
Diciembre 29 de 2005